Siempre pensé que, en mi vida, ya había pasado y vivido, situaciones políticas suficientes, y que mi paso por la vida partidaria activa había dejado en mi la vacuna para no volver a esos temas hasta el último de los días de mi vida.
Pero … la vida misma cambia, y el ambiente en nuestro entorno, en este momento, no es el más indicado a reivindicar silencios.
Es cierto que vivo en España, pero es igualmente verdad que esta crisis es global, y que, en el fondo, tenemos una realidad común.
A este blog me traen, hoy, dos temas …
Hace pocos días, en una entrevista a uno de los principales canales de televisión, aquí en España, la Antena 3, el ex presidente Aznar dejaba antever su posible vuelta a la política nacional.
Al día siguiente, muchos fueron los que se levantaron en contra de esa posibilidad, algunos de su mismo partido.
Me acordé de algo muy parecido que pasó en Portugal, cuando Mario Soares lanzó la misma idea.
Debo dejar claro que, tanto Aznar como Soares, no son santos de mi devoción … pero debo confesar que veo con buenos ojos el regreso de ambos a la vida política activa de ambos países.
Y fundamento: pienso que en Portugal y España hay un desesperante déficit de buenos políticos.
Intentaré explicarme mejor … los buenos políticos, tal como los buenos administradores públicos, o los economistas capaces, saben que, en tiempos de crisis profunda, la exposición pública quema y perjudica la imagen política.
En este momento están ocultos, mirando y esperando momentos más oportunos … y es ahora cuando más los necesitamos.
Entonces … pregunto … por qué no hacer volver de las cenizas los fénixs, aún sin gran colorido?
Pienso que, el resurgir de los dinosaurios políticos, haría salir de las sombras los valores necesarios y ahora mismo en stand by …
Por eso … que vuelvan los soares, los gutierres, los aznares o los gonzález … de qué tenemos miedo? Total … somos nosotros quién tiene la última palabra … en las urnas … o no?!
Paso ahora al segundo tema que hoy me trae a este blog … la Huelga General, marcada para dentro de poco en Portugal, a ejemplo de lo que ya pasó aquí en España.
Hace pocos días, publiqué sobre el tema, diciendo que me parecía muy raro que, en un país asolado por una profunda crisis económica, alguien pudiese pensar en una huelga general, y preguntaba si los dirigentes de ambas las centrales sindicales, habían explicado cuanto costaría a cada portugués tal huelga, aderido o no a ella.
Fui ampliamente criticado, y, algunos lectores dejaron la idea de que yo estaría a favor de una futura dictadura política.
Para los que ya no se acuerdan … o no lo saben … debo decir que viví desde dentro la revolución de Abril, fui militante activo de un partido de extrema izquierda, el MRPP, que abandoné cuando las directrices políticas, ya después del arresto de Arnaldo Matos, entonces el líder, empezaron a caminar por caminos violentos más allá del debate y la discusión de ideas e ideales.
Luché por el derecho a hacer huelga, participé en algunas y, en Castelo Branco, ciudad donde nací y donde viví esos tiempos conflictivos, formé parte de algunos piquetes de huelga, y unas cuantas veces tuve que salir corriendo delante de las fuerzas policiales, cuando nos intentaron dispersar.
Ahora que ya pasé claramente el medio siglo de vida, las cosas tienen otra dimensión.
Por eso pienso y afirmo que, en mi opinión (derecho por el que igualmente luché), hacer una huelga general en un momento tan complicado, económicamente hablando … es algo como darnos un tiro en el propio pié, cuando estamos cazando.
Los miles y miles de euros que se van a gastar en ella … o la producción que no vamos a hacer, en nada ayudaran a conseguir más trabajos o mejores políticas administrativas.
Es como si yo, sintiéndome físicamente muy cansado, decidiera, para recuperarme, correr un maratón.
Se que algunos no comparten estas ideas, pero yo les respeto a todos … con el mismo sentimiento y educación que espero obtener de todos vosotros.
Mi posición, hoy por hoy, sobre el tema de las huelgas, también ganó otro matiz … pero eso será tema para otra disertación … otro día ...
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